Deconstrucción Funcional
9 historias, 9 decisiones, 9 experiencias, 9 conceptos, Uno y mil9s. Nueve mini bangkoks con diferentes ideas, personajes, gustos del pueblo, gustos personales, gustos. Nueve íconos que son propiedad popular de nuestra cultura expresados en sus banquitos. Nueve formas de expresar lo que sentimos. Una bomba conceptual.
Los mini bangkoks como excusa para mostrar que nuestros objetos son indefinidos, son la nada hasta que de pronto, con alguien sentado, un libro encima, un café, o simplemente una planta, se transforma, existe. Que un objeto, para el que infinitas generaciones de hacedores prepararon formas, inventaron materiales, diseñaron teorías y justificaron funciones, no tenga identidad, nos descoloca.
El banco que en reposo es la nada, de repente pone en movimiento el hermoso mecanismo de la experiencia, del sentido. De ser la nada material, a ser el todo desmaterializado, el banquito es y no es, es indefinido, puede ser un campo de césped o una piedra de río, todo es asiento, todo es apoyo. Apoyo de un sujeto, sostén de un objeto, partícipe de un contexto. Quién define la función? Quién se atrevería a definirla? Nosotros que lo conocemos cada vez más, más sabemos que menos lo conocemos.
Sale de nuestras manos si, pero es imposible ponerle nombre, función, es ingobernable. Está deconstruido en nuestros dedos. Sólo el experimentarlo puede afirmar su existencia.
Diseñamos sabiendo que las experiencias de un objeto van a ser mixtas, diseñamos para que mixtos objetos provoquen heterogéneas experiencias.