Con esta línea de productos intentamos volver a las raíces, no olvidarnos de dónde venimos.

El concepto Quechua nace desde este principio, las tecnologías muchas veces nos hacen perder la percepción del detalle, de lo tangible.

La naturaleza está llena de esas pequeñas cosas que vale la pena admirar y desde le diseño queremos volver a encontrarlas.

Entendemos el quechua como lenguaje natal, como escape al castellano exigido, como un descanso de la globalización.

Con su simplicidad, quisimos eliminar todo exceso, las categorías funcionales de asiento y soporte resueltas en una sola tipografía laminar. Es una de las formas en que percibimos el diseño. 

Con su amplitud, la morfología de Turuu, encuentra su paralelo en la naturaleza al toro. Su solidez y firmeza reproducen el carácter brutal de este animal y destaca su presencia entre los demás.

Con su austera geometría, quisimos eliminar todo ornamento, todo sobrante para acomodarnos a la forma en que percibimos el diseño y a la simplicidad que nos brinda la naturaleza. Suri se alza sobre el suelo como el cuello del Ñandú buscando ampliar nuestro campo de visión. Contrasta con su comodidad y estabilidad.

Quilla para los incas, luna para el español, quilla para nosotros los sudacas, ¿por qué no volver? Esa vuelta es la que inspira nuestra lámpara, nos desvía del castellano exigido, nos devuelve a la raíz, se hace a mano, manos hijas de aquellas que alguna vez nombraron a la luna, Quilla. La forma esférica de la luna y su calma luminosidad se ven reflejadas. El satélite desde el principio de nuestro tránsito por el universo, ofrece luz e inspiración durante las horas de oscuridad